Pueblos fantasmas sin habitantes

Cada vez hay un número mayor de pueblos que pierden sus habitantes y sus negocios cierran debido a que el número de clientes ya no es el suficiente como para mantenerlo abierto. Poco a poco se va cayendo en una espiral descendente que termina por convertir muchas pequeñas poblaciones en localidades fantasmas, vacías, en las que apenas quedan un par de personas viviendo en el mejor de los casos.

Para tratar de evitar que estos lugares caigan en el olvido, algunos concejos y ayuntamientos han tratados de dinamizar la zona ofreciendo en su oferta turismo rural en la que los ciudadanos de las grandes urbes puedan huir de la rutina y el ruido de los grandes núcleos de población disfrutando de cómo era la vida hace apenas unas décadas, cuando todo se tomaba con más calma y la gente se dedicaba en gran parte a cultivar su huerto y compartir con sus vecinos el fruto de su trabajo.

Eran otros tiempos, y en estos pueblos fantasma todavía se puede apreciar que las cosas no eran como ahora, que todo se hacía de una manera más pausada pero también más concienzuda, ni mejor ni peor sino diferente.

Es algo triste que los pueblos se vayan vaciando y las ciudades se masifiquen cuando lo que en realidad nos agrada a casi todo es poder disfrutar de la naturaleza, el olor a pan recién hecho en un horno de leña y la hierba recién cortada. ¿Por qué no nos volvemos al pueblo y hacemos de las capitales lugares fantasma?